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Ciudad Judicial y Zona de Tolerancia: Separados por Juárez

  • Raúl Quintana
  • 24 nov 2017
  • 6 Min. de lectura

Chihuahua, Chih.- La construcción del complejo de edificios que albergarán las oficinas del Supremo Tribunal de Justicia, y que fueron bautizadas por las autoridades como “La Ciudad Judicial”, desde hace más de cinco años ha dejado al descubierto la injusticia y la violación de los derechos humanos de decenas de mujeres y hombres que día a día encuentran el sustento de sus hogares en la zona de tolerancia.

La “zona de tolerancia” se encuentra ubicada en el Centro Histórico, entre los edificios más viejos y abandonados que van de la calle Victoria a la Avenida Juárez, en el mismo perímetro de la Díaz Ordaz y avenida Ocampo, así como las calles aledañas a Progreso. Ahí es donde trabajan al menos setenta mujeres y hombres que cuentan con un registro ante la Subdirección de Gobernación del Municipio de Chihuahua; sin embargo, las trabajadoras del sector afirman que más de veinte personas podrían estar trabajando sin regulación sanitaria pues se han detectado menores de edad.

No hace falta introducirse completamente a la zona para percatarse del estado de abandono en el que permanece el sector. El complejo de edificios y hoteles que albergan las casas de citas tienen más de 100 años de pie y algunas de las estructuras han sufrido graves daños en su interior, por lo que no sólo se encuentran en riesgo las trabajadoras y propietarios de los lugares, sino los clientes y peatones que circulan alrededor.

La tristeza que enmarca al sector, así como la soledad y los problemas de violencia y drogadicción, convierten estas calles en otro Chihuahua, un mundo que, aunque existente, ha sido olvidado administración tras administración, pues a pesar de que se considera un servicio que reduce los problemas de abuso sexual, apenas cuenta con una simulada inspección y en la zona no es considerada dentro de los programas de inversión para mejorar la pavimentación, servicios públicos y mucho menos se cumple con las medidas de Protección Civil establecidas por la ley.

Pese a que en la mayoría de las ocasiones las casas de citas cuentan con su propio sistema de seguridad y reglas en el interior de los locales, la mayoría de las casas de citas no solicitan las identificaciones oficiales y tampoco cuentan, sobre todo, con una regulación sanitaria.

La zona de tolerancia tiene más de 100 años ubicada en el centro de la ciudad, y por mucho tiempo ha sido el refugio y plan seguro de muchas personas, sobre todo mujeres y el pensar en erradicarla es algo que hasta la fecha es imposible.

En el 2010 el entonces alcalde Marco Adán Quezada, anunció la reubicación de la zona de tolerancia, pues al entrar en función La Ciudad Judicial, esta zona ya no podría tener cabida en el Centro Histórico, situación que quedó en una simple intención ya que a cinco años del anuncio no se han iniciado los trabajos de reubicación de estas trabajadoras.

El exalcalde Javier Garfio, recordó el inminente cierre de la zona de tolerancia hacia la periferia norte de la ciudad, lugar que en el 2013 fue nombrado como el foco rojo más peligroso de la capital por sus problemas de narcomenudeo.

“Casandra” quien fue nuestra entrevistada nos dijo: “Cuando nos dicen que nos quieren sacar de aquí, todas las compañeras nos empezamos a reunir. Más que nadie, nosotras ya no queremos estar aquí, pero nos querían mandar a una zona muy fea y muy lejos. Si estando aquí, corremos peligro, nos han golpeado, tratado mal y amenazado, y eso que es el centro. Nos iría peor si nos mandaran a donde querían” La intención de ofrecerles una mejor vida ha sido sólo intención o buenos deseos, pues como banderín político esta zona ha prevalecido en los discursos de los funcionarios. Las mejoras que podrían tener en su calidad de vida, significarían símbolo del progreso, pero hasta el momento sólo ha quedado en buenas intenciones.

Pese a ello, el olvido se ha convertido en el mejor aliado de la zona de tolerancia, ya que el odio de género y el repudio hacia “el oficio más antiguo del mundo”, convirtió el problema en una cacería de sexoservidoras, encarcelamientos injustificados e incluso desaparición forzada y asesinato de decenas de mujeres que trabajan en el sector.

“Deje usted, eso no es nada, hijo, las quieren desaparecer de la faz de la tierra, como si fueran una plaga, las pueden agarrar y desaparecer, eso pasó con Patricio Martínez, entraban y sacaban a las muchachas y las aventaban a la patrulla, una cosa impresionante; a mí nunca me pasó y ahora va a pasar lo mismo, las quieren desaparecer, como si fuera algo malo, pero ellas no cometen un delito”

Sin embargo, las detenciones y los rondines por la zona que los agentes de la Policía Municipal han efectuado, no han dado fin a los problemas de venta de drogas, contagio de enfermedades venéreas, riñas e incluso acabar con las casas que las propias compañeras del sector señalan como centros de trata de personas y explotación de menores.

Durante las noches jóvenes menores de edad y consumidoras de alguna droga arriban al sector para trabajar, algunas acompañadas de otros jóvenes que se infectaron de alguna enfermedad y la transmiten a los clientes del lugar.

“Una vez, salió un muchacho corriendo de la casa de aquí en seguida en la noche, cuando salió otro gritando ¡bienvenido al sida!, ¡ja ja ja!... Y se iba a enfermar, el muchacho se fue corre y corre, mientras que el otro seguía gritando y las muchachas, le preguntaron qué pasó y él contestó que se le rompió el condón”.

El costo del registro es por 30 pesos, el seguimiento de 25 y los exámenes cada seis meses corren por cuenta de los trabajadores; no obstante, muchos de los sexoservidores pagan por los resultados y así simulan su buen estado de salud, aun cuando tengan enfermedades casi en etapa terminal.

“Los análisis cuestan como 370, pero ellos los sacan allá por Ricky’s Tacos y no les salen enfermedades… A veces vienen clientes y nos dicen que les da miedo venir por ciertas situaciones”

Carentes de estética, estas mujeres y hombres salen a las calles con el rechazo de la sociedad a cuestas para brindar un servicio a la población más humilde de la ciudad, señores, jóvenes e incluso mujeres solas con necesidades que cubrir y con muy pocos recursos.

“Aquí viene pura gente humilde, ¿quién va ir hasta el kilómetro 20?, no es justo, a quién le hacen mal, ellas dan un servicio, aquí viene mucho señor con necesidad de lo que vienen a hacer, no vienen por otra cosa, vienen porque no tienen mujer, son solos”.

Mientras que en periódicos locales anuncian servicios de compañía, así como en páginas de Facebook e Internet existen catálogos de mujeres de todas las edades que son ofertadas para cubrir estos servicios, la zona de tolerancia del centro busca ser erradicada.

Mientras que algunas buscan retirarse, otras señalaron que piensan irse a otro lugar a trabajar en el mismo centro histórico, pues no tienen otra cosa en qué trabajar y poder tener las facilidades para cuidar a sus hijos.

En este sentido la señora entrevistada, pidió a las autoridades que ayuden a sus compañeras y que sea un lugar seguro, digno para trabajar, pues consideran que con estos trabajos se reducen los índices de violaciones y problemas de acoso sexual.

“Que las ayuden y que no se vayan a sitios como ahí, que sigan adelante y que las cambien a un lugar seguro porque yo pienso que lo merecen, mucha gente dice que es dinero fácil y no tiene nada de fácil, hay casos de vida o muerte, una señora de Culiacán vino porque tenía un hijo enfermo y lo llevó a Estados Unidos para operarlo y la señora ya estaba muy mayor de edad y le perdonaron la deuda y ya se retiró, pero trabajó varios años y su hijo se salvó”.

Recordó que otra familia que la niña se estaba muriendo en el Hospital Infantil, también tuvo que trabajar así para darle de comer a su niña y salvarla, por lo que recordó que existen muchos casos de este tipo y otros menos graves de madres solas que tienen que vestir calzar a sus hijos, pagar agua y es pesado, pues señaló que los sueldos están por los suelos y los horarios no les permiten cuidarlos.

“No cometen ni un delito, ellas sacan su registro están en orden, a todas las llevo a sacar el registro, yo las llevo a todas a que saquen su registro para que no tengan problemas, que saquen el registro y trabajen a gusto, hombres muy borrachos o drogadictos no entran”.

La directora del Instituto Municipal de la Mujer, declaró que la política de la autoridad no sólo es acabar con una ubicación geográfica, sino acompañar a este sector “vulnerable” para que puedan contrarrestar su profesión a través de otros trabajos encaminados a la costura, preparación de comida o labores domésticas que ofrezcan menos ingresos, pero seguridad a las familias.

Finalmente, las autoridades señalaron que no tienen un programa para la atención, por lo que las sexoservidoras están en espera de que los hoteles del primer cuadro sean cerrados para encontrar otro lugar donde trabajar.

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